15 jun 2010

La noticia de la liberación de los uniformados que estuvieron secuestrados por más de una década, llenó de alegría a Colombia entera. Se expresó además el repudio generalizado a la práctica detestable del secuestro.

Todas las expresiones de júbilo parecieron pocas, abrazos, cantos, flores y hurras que subrayaron el deseo común de no más secuestro, no más violencia y no más guerra.

La alegría y las lágrimas expresaban una sola emoción para el presidente, altos mandos militares, ministros, etc., al mismo tiempo que reanudaban sus deseos públicamente de seguir y acentuar la política de guerra.

Para el Gobierno y el candidato Juan Manuel Santos, es ciertamente un espaldarazo muy fuerte a la “seguridad democrática” y la urgencia de continuarla para asegurar la democracia en el país.

Para este candidato, cerrar su campaña el mismo día de la liberación de estos militares, sin herir, ni capturar a ningún guerrillero, es por decir lo menos, una suerte de proporciones mastodónticas y una casualidad sin proporción.

Por otra parte, queda opacada la razón y no violencia a la cual invita el candidato Antanas Mockus. Parece una propuesta arcaica e idealista frente a las bombas y granadas que logran resultados eficientes de acorralar a la guerrilla.

La voz popular que no quiere más guerra ni violencia, al parecer este Domingo nuevamente no será escuchada. Seguimos soñando en que haya trabajo digno para cada uno, que permita que llegue lo necesario a cada hogar, sin necesidad de inscribirse en programas que al pueblo lo vuelve limosnero.

Comisión de Justicia, Solidaridad y Paz

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